Definitivamente, esa debería ser la frase en clave para poder entrar a la suite 007 del hotel Seven en París, decorada siguiendo el estilo “space age” tan asociado a las películas del agente homónimo del servicio británico de inteligencia.
La suite forma parte de una serie de habitaciones temáticas que van desde Alicia en el País de las Maravillas hasta la suite Maria Antonietta. Todas ellas muy interesantes, aunque sin duda esta es la más destacable, no sólo porque el mundo del espionaje desprende un aura de glamour por si mismo, sino por lo bien que transmite la decoración esa mezcla explosiva de elegancia, lujuria y arrogancia que hace tan especial a aquel que tiene licencia para matar.
Como se puede ver, la decoración combina eficazmente diferentes materiales en tonos oscuros, como la madera que envuelve el pequeño salón, el cuero del sofá o la pintura morada del dormitorio, con otros blancos, como la ropa de la cama o los muebles muebles auxiliares, creando un ambiente que se debate entre lo siniestro y lo elegante; como anillo al dedo para el famoso agente secreto.
La iluminación también juega un papel fundamental en la ambientación de los diferentes espacios. En la zona de estar una infinidad de leds incrustados en el ovalo de madera crean un lugar íntimo y agradable en el que tomar una copa y seducir al bellezón de turno. En el dormitorio, en cambio, el reflejo de la luz en las paredes moradas crean un ambiente que se decanta más por la lujuria, aunque sin perder del todo la elegancia; pasión desenfrenada sí, pero con estilo.
Al llegar al cuarto de baño, la cosa se va un poco un poco de madre y el dorado y la ostentación cobran demasiado protagonismo. Aunque no se puede apreciar demasiado bien, tanto las paredes como el inodoro hacen gala de un color oro que quizás se pasa de la raya. La ducha completamente acristalada y la elección del revestimiento para la pared de los lavabos tampoco ayudan.
No obstante, aunque el baño busque un protagonismo que no debería, la suite está llena de referencias al mundo Bond que lo compensan sobradamente. Para empezar por lo básico, la suite tiene una pantalla enorme en la que podremos ver, tumbados en la cama, toda la filmografía del agente 007, que también está incluida.
También hay detalles como el pie de la lámpara de noche, que es una pistola Desert Eagle, uno de los modelos más empleados por James junto con la más pequeña y elegante PPK, o el panel plegable con una ilustración en la que aparece Sean Connery encarnando a 007 y que decora la pared al fondo de la zona de estar a la vez que sirve para ocultar la televisión cuando ésta no se está usando.
Tampoco conviene dejar de mencionar el espejo en el techo sobre la cama (hay también en el techo del baño) y el sillón giratorio estilo chester, en el que podemos acariciar a algún gato persa a la par que nos reímos sonoramente.
Por supuesto, en el minibar no debe faltar ginebra o vodka, vermouth y olivas para preparar un martini seco, sin olvidarnos de la coctelera, porque lo querremos agitado no removido. La suite también dispone de una cafetera Nespresso aunque, que yo recuerde, ni George Clooney ha encarnado nunca al agente secreto más famoso ni éste era muy dado a tomar café.
Así que ya sabéis, si os apasiona todo lo relacionado con James Bond, no podéis dejar de pasar una noche en la suite 007 del hotel Seven en París. Tal vez los casi 500 euros que cuesta pasar una noche en ella os desaliente, pero nadie dijo que ser agente secreto fuera barato.